Espacio de Pensamiento-Montevideo
Escrito por Annabel Lee Teles
Presentación realizada por Annabel Lee Teles
I
En primer lugar, quiero agradecerle a todos, los que están hoy aquí presentes, a este peculiar nosotros que, en este momento, lo está haciendo posible.
Agradezco también, la oportunidad que me han brindado de hablar en representación de Espacio de Pensamiento-Montevideo, teniendo especialmente en cuenta que el proyecto de Espacio de Pensamiento nació hace 17 años aquí, en Buenos Aires.
En algún sentido, la presencia de EP en este encuentro, afirma nuestro recorrido. Puesto que, a lo largo de estos años, hemos intentado realizar un pensamiento filosófico en relación con la vida, con lo que pasa y nos pasa. Y más específicamente, un pensamiento filosófico en relación con la producción, con la creación que en su despliegue efectúa una apuesta ético-política.
Por lo tanto, consideramos que este encuentro, que se propone la construcción de una visión del regional deseado integrando los sueños de cada uno de los participantes, nos conduce a una expansión alegre de nuestros propios deseos de aportar a la producción de una vida individual y colectiva renovada.
En los últimos días, en Montevideo, mientras nos preparábamos para el encuentro, fue creciendo en nosotros la sensación de que este evento, anunciaba algo nuevo, que el hecho mismo de reunirnos, de afirmar los lazos que nos unen, de formular la pregunta por quienes somos, muestra incipientemente, deseos colectivos de nuevos modos de vida, de nuevos modos de relación entre los hombres y mujeres que constituyen la región.
Muestra, a su vez, la posibilidad de crear una dimensión ético-política regional en la cual todos y cada uno de los habitantes de la región se sientan parte; cada uno, de un modo singular, formando parte de esta tierra que nos acoge y nos brinda los recursos para nuestro desarrollo.
Y agrego, más tímidamente, algo propio. Tengo la sensación de que este encuentro, ocurre en consonancia con la creencia de que nuestra región cumple un papel fundamental en la profunda transformación que nos atraviesa y se efectúa de muy distintos modos en todo el planeta.
II
Vivimos una época en la que se está produciendo una intensa mutación que involucra todos los aspectos de la vida humana. En la región y en el mundo, se vislumbran signos que anuncian el deseo de nuevos modos de vida individuales y colectivos en donde reine la prosperidad, la alegría, la confianza y la paz.
Sin duda, es preciso llevar acabo una acción creadora para obtener los mejores frutos de la transformación que nos atraviesa. Los cambios que constantemente nos acechan no son sólo económico-técnicos, sino que conciernen esencialmente a nuestro modo de ser hombres y mujeres, a nuestra relación con nosotros mismos y con los demás.
A pesar de los espesos nubarrones que por momentos cubren nuestro cielo, es posible atisbar un desarrollo a gran escala de nuestro potencial.
Por ello, pensamos que es preciso decidirnos a trabajar intensamente, ponernos en marcha, unirnos a otros en el camino de encontrar los signos que nos permitan la construcción de nuestro propio ser colectivo-singular.
Y así, aportar, al desarrollo de comunidades educativas y productivas que sean capaces de abandonar un régimen de carencia y demanda, para avanzar en la construcción de una vida colectiva que traiga consigo el despliegue de relaciones de respeto y apoyo mutuo entre las personas.
III
En los últimos, días cuando fui invitada a decir unas palabras, respecto de los sentimientos y las expectativas que generan este encuentro, me puse a pensar al respecto y acudieron a mis ideas de Spinoza, filósofo del XVII que me gustaría compartir con ustedes, puesto que a mi entender contribuyen a pensar nuestros afectos, nuestra vida hoy.
Según Spinoza, el ser humano es conatus, una potencia interna que lo lleva a perseverar en el ser, a regenerarse continuamente, a transformarse. La esencia del ser humano consiste en su potencia, en tanto él es modo, una parte intrínseca de la Naturaleza.
Todos nuestros deseos expresan la Naturaleza, somos una parte de ella que no puede concebirse adecuadamente por sí misma sin los otros individuos.
La potencia siempre es en acto y ella varía de acuerdo a nuestras afecciones, somos tan perfectos como podemos serlo de acuerdo a la trama relacional afectiva en la que nos encontramos.
Ahora bien, la esencia-potencia-deseo, en que consiste nuestro ser, es nuestra capacidad productiva, nuestra posibilidad de creación. A partir de esto, surge una tarea ético-político singular, cómo generar las mejores condiciones para que los seres humanos aumenten su potencia. Puesto que, si la potencia de pensar, de actuar, aumenta se efectúa en producciones específicas. El afecto que se desprende de experimentar ese aumento de la potencia es la alegría, lo que nos va impulsar a vivir relaciones de composición, de amorosidad.
Por el contrario, si nuestra potencia disminuye vamos a experimentar afectos de tristeza, de odio, lo que nos va conducir a la discordia, a permanecer en la segregación, en lugar de propiciar las resonancias entre los seres, la integración.
El pensamiento de Spinoza contribuye a la hora de pensar nuestro acontecer actual. En tanto, tenemos la sensación de que este encuentro genera las condiciones para el aumento de nuestra potencia singular y colectiva, nos produce alegría, ganas de expandirnos, de encontrar resonancias que posibiliten una real integración en la región.
Justamente, en estos tiempos, donde se esta dando un alto nivel de confrontación en distintos aspectos de la vida, se vuelve vital, el ejercicio de una actividad ético-política que propicie la expansión de territorios afectivos-productivos, que estimulen los deseos de resonancias, de creación, de libertad.
IV
Al poner en palabras los sentimientos, digo también las expectativas, puesto que el sentimiento de alegría, de expansión, de estar en resonancia sabiendo de las diferencias, de las conflictividades y dificultades, provoca la sensación de que los caminos se abren, de que si bien las expectativas específicas de cada uno de pueden diferir, resuenan en nosotros deseos colectivos de paz, de integración, de construir una vida colectiva digna y abundante.
Pensamos, pues, que para ayudar a que los caminos se abran, es preciso, realizar un pensamiento-acción que posibilite la expresión de nuestra esencia singular-colectiva, de nuestra potencia de creación, de pensamiento, que se presenta en las distintas construcciones que se realizan a diario en la región.
Sin duda, la tarea no es sencilla, un modo abordarla, es disponernos a realizar una escucha poética, productiva, de nosotros mismos. Atender al pensamiento y las prácticas de los seres que habitan la región, teniendo en cuenta, también, aquellos que viven en los lugares más alejados de las capitales, a aquellos, que por momentos nos cuesta ver y oír.
Todos y cada uno, tenemos algo que aportar. Es tiempo de abrir nuestras mentes, nuestros corazones, atender a lo que se está haciendo y también, a las memorias que hablan en nuestros quehaceres diarios.
V
Volver a pensar la memoria adquiere relevancia. La memoria nos colectiviza, ilumina los vínculos entre los seres. Nos brinda la posibilidad de experimentar las tramas relacionales, los acontecimientos que pueblan el mundo y constituyen nuestras vidas. No es cuestión de edades, la memoria insiste aún en los más jóvenes. En cada quien se pliega de un modo singular, señala el rumbo por donde caminar para alcanzar las tramas afectivas que son la condición para el despliegue de una vida renovada.
Pensar la memoria colectiva, pensar la propia memoria significa mirar nuestra vida actual, pensar su sentido y su valor. Pensar, también los recorridos efectuados y las afirmaciones realizadas.
Los fragmentos de pasado nos revolotean, insisten. Nuestros anhelos forman parte de una memoria colectiva que adquiere cuerpo, consistencia. Las experiencias vividas aquí, en este territorio, adoptan nuevos sentidos, nos hacen volver la mirada, escuchar las voces de otros tiempos, aquellas que señalan andaduras singulares. La memoria enriquece el presente, actualiza el pasado y da lugar al porvenir.
VI
De una u otra manera, comenzamos a vislumbrar que es tiempo de apropiarnos de nuestras memorias, de valorizar nuestras ideas, de clarificar el pensamiento, la acción. Afirmando, a su vez, la creación de configuraciones conceptuales que atiendan, desde perspectivas renovadas, a los problemas que surgen a diario y que nos cuestan resolver desde las modalidades habituales
Tengo la sensación de que vivimos un singular Kairós, una chance, que nos ofrece la posibilidad de apropiarnos de nuestra potencia pensamiento, de creación, de invención. Creo, que es una oportunidad especial para desplegar, expandir nuestras capacidades productivas, para crear ámbitos de creación, expansión y efectuación de ideas a nivel filosófico, artístico y científico que contribuyan al desarrollo de la vida productiva, espiritual y material de las personas.
VII
En el momento de concluir me gustaría compartir con ustedes, un fragmento de un poema, de Pessoa.
Es de noche. La noche es muy oscura. En una casa a una gran distancia
Brilla la luz de una ventana.
La veo y me siento humano de los pies a la cabeza.
En cada localidad de la región, hay seres que trabajan con alegría en la realización de sus deseos creativos, que apuestan a la constitución de modos de vida solidarios y amorosos. Podríamos pensar a esos seres como hacedores que en tanto realizan su hacer específico van encendiendo su propia luz.
Si miramos a la región, a la distancia, veríamos un montón de lucecitas encendidas, que nos hacen sentirnos humanos y ese sentimiento de humanidad se acrecienta cuando las lucecitas van adquiriendo mayor intensidad lumínica.
Las expectativas en relación a este encuentro y a los que vendrán son justamente esas, contribuir de distintos modos a que cada uno, en relación a los demás, realice su actividad específica y alcance un aumento de la potencia lumínica que, paulatinamente, logre expandirse y conectarse con otras, hasta generar una bella trama luminosa que sea capaz de sostenerse y expandirse.
Así pues, lograremos volvernos “humanos de los pies a cabeza”, lograremos llevar a cabo una vida digna, abundante, alegre y plena de relaciones de amorosidad, que serán la condición indispensable para alcanzar la integración y la paz en la región.