Ana Clara Talento en el CCE
La “Historia Patria” en tanto hecho artístico convoca la pregunta por el presente.
Texto escrito con motivo de la muestra de Ana Clara Talento en el CCE- Montevideo. 8/8/ 2012
1- La actividad filosófica: ¿Cómo y hasta donde es posible pensar distinto?
A modo de presentación podría decir que mi trabajo se realiza en el campo de la filosofía… a lo largo de los años me he dedicado a la enseñanza, a la investigación y a la escritura filosófica, acorde con un modo singular de concebir la filosofía, la filosofía en relación a la vida: a los modos de producción, de relación, de existencia.
Desde esta perspectiva, mis palabras lejos de pronunciarse en nombre de la filosofía en general, son la expresión de una actividad filosófica singular que intenta formular preguntas, trazar un plano de pensamiento a partir del cual surjan ideas y se elaboren conceptos. Una actividad filosófica capaz de crear configuraciones de pensamiento que permitan pensar, experimentar el tiempo presente: los múltiples acontecimientos singulares que lo constituyen.
En este sentido, el quehacer filosófico despliega una actitud interrogante, adopta una posición de problema, una cierta forma de resistencia a lo instaurado que provoca un movimiento en el pensamiento: la necesidad de desentrañar una cierta turbación, un desosiego, aquello que afecta la experiencia y estimula el ejercicio pensar.
En relación con esto me gustaría compartir un texto de Foucault que dice:
«Hay momentos en la vida en los que la cuestión de saber si se puede pensar distinto de como se piensa y percibir distinto de cómo se ve es indispensable para seguir contemplando reflexionando […] ¿Qué es la filosofía hoy –quiero decir la actividad filosófica– si no el trabajo crítico del pensamiento sobre sí mismo? ¿Y si no consiste, en vez de legitimar lo que ya se sabe, en emprender el saber de cómo y hasta dónde es posible pensar distinto? Siempre hay algo de irrisorio en el discurso filosófico cuando, desde el exterior, quiere ordenar a los demás, decirles dónde está su verdad y cómo encontrarla.» 1
El texto de Foucault orienta el pensar… se vuelve una invitación a generar un ámbito de pensamiento crítico y creativo; y en este punto existen resonancias con la muestra que hoy nos convoca, en la medida en que en ella encontramos conceptos, ideas fuerzas potentes, presentes también en el decir de la artista, que invitan a la reflexión, a generar un campo de pensamiento de interrogación, de problematización.
En lo que a mí concierne la muestra de Ana Clara me generó inquietud, un cúmulo de sensaciones, de imágenes-memoria que me colocaron ante la pregunta por nuestro devenir actual, por quienes somos en este tiempo y lugar.
Ahora bien, cuando me dispuse a escribir este texto, lo primero que se me presentó a la mente fue un fragmento del prefacio del Tratado Teológico Político de Spinoza, filósofo que vivió en Holanda en el SXVII.
En él leemos…
«(…) el gran secreto del régimen monárquico y su máximo interés consisten en mantener engañados a los hombres (…) a fin de que luchen por su esclavitud, como si se tratara de su salvación, (…)”
En nuestros días se alude a este texto diciendo, “los hombres luchan por la esclavitud, como si se tratara de su libertad”. Y fueron estas palabras las que se presentaron al pensar en la obra, primero como un susurro, luego como un grito que insiste y atraviesa el presente. Desde esta perspectiva, la acción artística adquiere el carácter de una política afectiva, una modalidad política que se enlaza a la ética y pregunta por las condiciones de producción de los diversos modos de existencia en nuestra actualidad.
2- Pensar el presente: la Historia en tanto hecho artístico.
La muestra se denomina “Historia Patria- Parte I”, al recorrerla y al conversar con Ana Clara, percibimos que la acción artística se realiza en un diálogo crítico con la historia, pone en cuestión su modo de abordaje, de enseñanza y los efectos que tal proceder acarrea.
Sin embargo, a mi me gustaría señalar una vía de pensamiento suplementaria, puesto la obra en su realización, produce un movimiento temporal que nos coloca de lleno en el presente. El acto artístico singular nos pone en presencia directa del tiempo presente, en la consistencia de una temporalidad multidimensional que gracias al movimiento pertinaz de la memoria nos vincula, nos colectiviza.
Se podría decir entonces, que el hecho artístico actualiza el pasado, provoca la emergencia de memorias que se agolpan y buscan vías de expansión en el tiempo presente. El pasado se pliega y se despliega mediante distintos aspectos. La historia se vuelve una modalidad que convive con fragmentos, retazos de memorias que circulan, nos habitan, pugnan por emerger, pero difícilmente captamos.
3- La memoria habita y enriquece el presente
“(…) la obra es para ser vida”… dice Ana Clara y sus palabras me alientan a decir que mientras recorría la muestra se me presentaron distintas sensaciones-imágenes… la casa donde vivía en los años ’60, ’70… las luchas políticas de mi padre, de mi madre… fragmentos de ideas, de discusiones… la militancia estudiantil, rebeldías compartidas, reuniones, asambleas, al mismo tiempo vinieron imágenes cruentas de persecución, represión, encarcelamiento… de tortura y muerte… de miedo… Una mixtura de imágenes-sensaciones apretujadas…
Y en medio de ese fárrago de sensaciones… se hizo camino una insistencia, una cierta incomodidad. Una inquietud alegre se fue desplegando con dificultad en el ejercicio tenaz de la memoria. Lentamente se fue presentando la vivencia de ser “compañeros”: la sensación de formar parte de una comunidad, y con ella la creencia en las transformaciones emancipatorias, en la posibilidad de otros modos del mundo.
Sin duda, en los tiempos que corren el pragmatismo reinante, ha contribuido de distintas maneras al olvido. Pero los viejos anhelos forman parte de una memoria singular y colectiva que en el momento menos pensado irrumpe, adquiere cuerpo, consistencia. Sin darnos cuenta, fragmentos de pasado nos revolotean, insisten. La potencia rebelde del tiempo, de la memoria despliega retazos de vida. Las experiencias vividas adoptan nuevos sentidos, se gestan rebeldías, diversas luchas de resistencia a lo instaurado que traen consigo los indicios de lo nuevo.
La memoria singulariza y a la vez nos colectiviza, brinda la posibilidad de experimentar las tramas relacionales: en cada uno se pliega de un modo singular. No es cuestión de edades, la memoria insiste aún en los más jóvenes. Pensar la memoria colectiva, pensar la propia memoria es actualizar fragmentos de vida y a la vez pensar la existencia actual, su sentido y su valor. La memoria en su movilidad perfora el presente, actualiza el pasado, y da lugar al porvenir.
4- Pensar el presente, el tiempo que nos constituye y constituimos.
Llegados a este punto podríamos decir que la obra de Ana Clara opera una distorsión de nuestra mirada habitual, fuerza a encontrarnos con nosotros mismo, a desplegar un ejercicio de pensamiento cuestionador y creativo en relación al presente y a las memorias que lo constituyen.
Pensar el presente, entonces, no significa hacer una descripción de los hechos, una representación del actual estado de cosas, sino hacer un ejercicio de pensamiento abierto a las intensidades que nos atraviesan, actualizar aquello que se escurre, que se escapa a las compresiones habituales, a las formas de saber y a los dispositivos de poder.
El pensamiento del tiempo presente exige un desplazamiento en el propio pensamiento: no pensar “algo” diferente, sino realizar un ejercicio de racionalidad afectiva y creativa capaz de generar configuraciones de pensamiento que alumbren aquello que insiste en nuestra cotidianeidad y se nos hace difícil vislumbrar. Un pensamiento ya no lineal, un pensamiento dinámico y complejo constituido de múltiples dimensiones.
Un ejercicio de pensamiento que nos estimule a preguntar…
¿Quiénes somos en este tiempo de intensa mutación? ¿Qué somos capaces de ver y de oír?, ¿cuáles son nuestros anhelos, nuestros deseos singulares y colectivos?
Y en la senda de Spinoza… ¿cómo realizar un ejercicio de libertad? Y lo que es lo mismo, ¿Cómo devenir seres capaces de ejercer nuestra potencia-deseo de creación? ¿Cómo generar las mejores condiciones para el aumento, la expansión y la efectuación de la potencia productiva de cada uno de nosotros como ser en relación?
Gracias,
Annabel Lee Teles
Agosto, 2012
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Foucault, Michel: «Historia de la sexualidad 2. El uso de los placeres», pag 12, Editorial Siglo XXI de España.