Apuntes para la creación de una usina de ideas

Apuntes para la creación de una usina de ideas

El pensamiento filosófico se realiza en relación a la vida, a los acontecimientos que la pueblan, expresa una preocupación por aquello que pasa y nos pasa; alumbra los signos del devenir que expresan una mutación y son las señales de una transformación; abre una fisura en el presente, da lugar a lo nuevo, a lo que se distingue del estado de cosas vigente. El presente es lo que somos, pero también lo que estamos dejando de ser.

La actividad filosófica realiza un ejercicio de pensamiento crítico y creativo, se aparta de los condicionamientos históricos, impulsa a pensar distinto de cómo se piensa, para devenir y crear algo nuevo. Presta atención al momento en que aparece una cierta inquietud, surge la pregunta y se genera un problema, una resistencia a lo instaurado que provoca una invención en el pensamiento. La filosofía diagnostica devenires, crea nuevos modos de pensar, de percibir, de sentir y de hacer que traen consigo nuevas tramas del mundo.

El pensamiento realiza su potencial creador. La crítica es el elemento positivo de la creación. La actividad creativa de la filosofía cuestiona críticamente lo que se considera normal, las creencias que resultan obvias y se pronuncian en las voces de la opinión generalizada. Toma distancia de toda imagen dogmática, de los discursos con ambición totalitaria que pretenden interpretar, desde su fundamento, la realidady dar respuestas bajo la forma de un saber acabado.

Por su parte, el pensamiento ético-política abandona la hegemonía de la relación mando-obediencia y avanza en la creación de las mejores condiciones para la efectuación de la potencia, para la realización de las capacidades individuales y colectivas. La política se vuelve afectiva señala un nuevo rumbo de acción al propiciar territorios existenciales capaces de aumentar la potencia de los seres y efectuar el pasaje del régimen de la carencia y la demanda al de la potencia, la autonomía y la autogestión productiva.


Pensamiento/ experiencia

El devenir de una práctica exige un modo distinto de pensar. De ahí la dificultad, la demora de un decir acerca de una experiencia que obliga al pensamiento filosófico a abandonar la exclusividad conceptual. Los conceptos se enlazan a perceptos y a afectos: el pensamiento adquiere un carácter material.

Las ideas propias de la memoria filosófica de occidente contribuyeron a trazar mapas conceptuales que dieron cuenta del pensamiento hegemónico. El proceder genealógico que parte de peligros actuales y se dirige al pasado para iluminar las condiciones de su aparición aportó luz frente a las dificultades, los atascamientos en las prácticas políticas, subjetivas y productivas. Trabajar sobre la memoria filosófica abre el pensamiento a lo nuevo en el presente y a lo nuevo también en el pasado. La filosofía de Spinoza se libera, se potencializa en las lecturas contemporáneas y se vuelve una herramienta potente para pensar y repensar las experiencias actuales.

Generar un cuerpo de pensamiento en relación a una memoria filosófica activa, supone crear y recrear un plano de consistencia en el que germine un pensamiento- acción transformador. Una nueva configuración de pensamiento capaz de de comprender y decir el acontecimiento. Plantear los problemas que se suscitan en la situación como efectuación del acontecimiento. Realizar un análisis genealógico de las ideas que constituyen nuestros peligros actuales. Implicarnos, involucrarnos creativamente en las situaciones-acontecimientos que dinamizan la vida productiva y comunitaria.

Dicha apuesta fuerza a pensar el concepto de experiencia. La experiencia no es lo que está allí dado para luego reflexionar sobre ella y lograr formalizarla. La experiencia es lo que se produce en el ejercicio de un pensamiento-acción que en su desarrollo transforma y crea realidad. Una experiencia es aquello que se está haciendo. La experiencia es siempre una producción, la transformación del pensamiento, de la vida afectiva y de la materia.

Se abre paso un pensamiento que viabililiza el porvenir. Afirmar el porvenir consiste en realizar un pensamiento crítico y creativo a la vez; abandonar la lógica de lo posible-imposible que tiene lo dado, la realidad hegemónica como referencia. No se trata pues de soslayar las dificultades, los obstáculos y los conflictos, sino hacer una apuesta por el pensamiento como acto creador. El pensamiento como potencia productiva crea las condiciones de emergencia de modalidades subjetivas, de condiciones materiales de existencia capaces de lograr efectivamente un modo distinto de realidad.