La inquietud por lo común, por la insistencia en las prácticas libertarias
La inquietud por lo común, por la insistencia en las prácticas libertarias. Un aporte filosófico desde el Río de la Plata
Escrito por Annabel Lee Teles [1]
Pensar, escribir, decir es captar la movilidad relacional que constituye este presente, este peculiar emplazamiento de encuentros donde se actualizan tramas que nos nutren y nutrimos. Somos habitantes de estas tierras del sur donde las ciudades pliegan campos y mares, montañas y ríos; lo conocido con elementos extraños, inusitados. Territorialidades pobladas por migrantes, por memorias de desplazamientos y desarraigos que albergan tensiones, aperturas a la vida más allá de los mares y apegos a este inmenso sur que nos alberga.
En estas tierras del Río de la Plata, el presente trabajo intenta configurar una imagen de pensamiento en la cual el pensamiento filosófico, en diálogo constante con otros saberes y prácticas, expresa la inquietud por lo común y por las prácticas libertarias.
I – Primera aproximación: una inquietud ética y política
En una primera instancia este texto dice de una inquietud por lo común que se da en conversaciones, en conectividad móvil con otros, que impulsa el pensamiento y la acción, en tanto muestra una tensión deseante, productiva que resiste a las formas de imposición y dominio que nos hacen creer que sólo a fuerza de cumplir con lo que se nos impone lograremos una vida apacible.
Vivimos en una espesa trama relacional, afectiva; somos seres singulares relacionales y en relación; poseemos un derecho de existencia inalienable. Sin embargo, cotidianamente nos topamos con la presencia de la crueldad, velada por una vieja y gastada racionalidad discursiva, tergiversadora, mentirosamente neutral. A diario percibimos como se siembra la tristeza mediante el autoritarismo, la impunidad y la ignominia. Percibimos como se afianzan rigurosas antropo-técnicas que operan sobre el pensamiento, la afectividad y los cuerpos con el afán de apropiarse de la potencia productiva y relacional de la naturaleza y de los seres que la pueblan, puesto que ese es el combustible que hace funcionar la nefasta maquinaria que oprime, somete y devalúa la vida.
Asistimos a la infamia, al deterioro de los cuerpos, del pensamiento a la propagación de modalidades subjetivas modélicas que nos hacen olvidar nuestros más queridos anhelos. La tristeza se nos mete en el cuerpo, disminuye la experiencia de lo común, surgen modalidades de existencia empobrecidas: no podemos dejar de verlo.
Sin duda, son tiempos de resistir y crear, o mejor de afirmar, resistir y crear, para lo cual es ineludible escuchar las voces anónimas que nos acompañan y nos guían, hacer visibles las resonancias que generan condiciones de aumento de la potencia, de pensar, de actuar, de existir.
Para ello es preciso aminorar la marcha, preguntar por el modo de crear las mejores condiciones para el ejercicio y aumento de la potencia productiva, por como intensificar la experiencia de lo común, que es a la vez intensificar la experiencia de lo singular en su movilidad plural y constituyente. Lo común actualiza la relacionalidad, los flujos y las conexiones entre flujos, revela el ejercicio productivo de singularidades en devenir, en el despliegue de una potencia constituyente.
Este modo de concebir lo común enfatiza lo singular, pregunta por lo humano y por su individuación. En las imágenes de pensamiento hegemónicas predomina el principio de individuación por identidad, lo que significa concebir al individuo como figura de lo singular y la unión entre individuos separados entre sí, como figura de lo plural. Se oculta lo singular, la diferencia y los individuos se presentan como ya dados. Al respecto Simondon dice “(…)se concede un privilegio ontológico al individuo constituido. Se arriesga por tanto a no operar una verdadera ontogénesis, a no situar al individuo en el sistema de realidad en el cual se produce la individuación.”[2]
En suma, en este presente la preocupación por lo común nos convoca; su problematización posee un sesgo eminentemente ético y político, pierde toda neutralidad, no adopta la forma de un gran paraguas capaz de cobijarnos, no se plantea como una cuestión universal válida para todo tiempo y espacio, todo lo contrario; hace énfasis en encontrar medios de actualización, de producción de dimensiones de vida en común como ejercicio de libertad.
II- Segunda aproximación: un propósito inmanente: condiciones de producción
En una segunda instancia la inquietud por lo común dice un deseo productivo, un propósito inmanente, plural; una orientación en el pensamiento-escritura que en sus condiciones de producción y en su despliegue sostiene una operatoria conceptual, un devenir ético y una apuesta política.
Condiciones de producción
- a) Condiciones éticas y políticas, conllevan la pregunta por el presente, por experiencias que expresan el devenir de subjetividades singulares y colectivas y alumbran horizontes de problematicidad que se concatenan entre sí.
- b) Condiciones de pensamiento, aluden a configuraciones, imágenes de pensamiento que actualizan dimensiones conceptuales, afectivas y corporales, ellas muestran su fuerza relacional: su capacidad de resonar, enunciar y visibilizar.
- c) Condiciones ontológicas, dicen el ser en su sentido dinámico y productivo. En esta constelación evocan el antiguo concepto griego de phúsis, el traer a la presencia; una orientación ontológica que hoy sigue vigente y nos conecta con el pensamiento de Spinoza en tanto ontología de la potencia, relacional y multidimensional, que conlleva una peculiar preocupación por lo humano y los modos de su individuación.
Avance
Condiciones éticas y políticas
- a) Las condiciones éticas y políticas aquí aluden a experiencias realizadas en diferentes espacios de producción, de encuentros y conversaciones que se han llevado a cabo en Montevideo, en el cono urbano bonaerense, en CABA y en otras ciudades de la región. Tales espacios de producción surgen a partir de la relación entre Espacio Pensamiento, colectivo del que formo parte, y comunidades de producción, colectivos políticos, sindicatos, movimiento de trabajadores de desocupados, asambleas barriales, fabricas recuperadas, entre otros.
En estos espacios de producción donde se ha dado un diálogo entre filosofía y política nos topamos con el afán de encontrar pista para pensar el acontecer que excede las formas y las categorías habituales, y es así que surge la necesidad del pensamiento de Spinoza, la necesidad de volver una y otra vez sobre sus textos que nos brindan la posibilidad de nuevas imágenes de pensamiento.
También, la necesidad de Spinoza aparece en momentos donde predomina la escucha sobre experiencias en relación con los pueblos originarios de América Central y del Sur. Experiencias éticas y políticas que constantemente fuerzan mutaciones en el pensamiento, en la percepción y en el modo de hacer con otros.
b-c) Condiciones ontológicas y de pensamiento: Spinoza
En el pensamiento spinoziano expresado tanto en la Ética, como en el Tratado Teológico Político y en el Tratado político se opera un vínculo indisoluble entre ontológica, ética y política, lo cual brinda un sesgo distintivo a su pensamiento donde adquieren envergadura los conceptos de ser-potencia, causa de sí y causa inmanente; de singularidad y modo, y de derecho natural.
En este punto haremos una breve aproximación a algunos de estos conceptos puesto que los consideramos condiciones indispensable para ciertos despliegues del pensamiento político actual, en relación con lo común y las prácticas libertarias.
En referencia a su pensamiento político en el Tratado Político Spinoza dice,
(…)yo he demostrado todo esto a partir de la necesidad de la naturaleza humana, de cualquier forma que se la considere, es decir, a partir de la tendencia universal de todos los hombres a conservar su ser. Como esa tendencia existe en todos los hombres, sean ignorantes o sabios, la realidad será la misma, como quiera que se considere a los hombres, es decir, como guiados por la pasión o por la razón. TP, 3, 18
Pero, ¿cuál es esa tendencia universal de todos los hombre? En E, III, leemos,
Cada cosa se esfuerza, cuanto está a su alcance, por perseverar en su ser. EIII 6
El esfuerzo con que cada cosa intenta perseverar en su ser no es nada distinto de la esencia actual de la cosa misma. EIII 7
En relación específicamente con el modo humano en E, IV, leemos…
I.—El deseo es la esencia misma del hombre en cuanto es concebida como determinada a hacer algo en virtud de una afección cualquiera que se da en ella. EIII, Definición de los afectos.
Es imposible que el hombre no sea una parte de la naturaleza, y que no pueda sufrir otros cambios que los inteligibles en virtud de su sola naturaleza, y de los cuales sea causa adecuada. EIV, 4.
La potencia por la que las cosas singulares —y, por consiguiente, el hombre— conservan su ser, es la misma potencia de Dios, o sea, de la Naturaleza, no en cuanto es infinita, sino en cuanto puede explicitarse a través de una esencia humana actual. EIV, 4, Dem.
El pensamiento político de Spinoza además de estar enlazado a la ética es inminentemente ontológico, supone un ser potencia, dinámico, productivo que se expresa en las cosas singulares como conatus. El conatus en el modo humano se vuelve cupidittas, deseo; y la potencia-deseo adquiere el carácter de derecho natural.
En el Tratado político leemos…
(…)el derecho natural de toda la naturaleza y, por lo mismo, de cada individuo se extiende hasta donde llega su poder. TP 2,4
III- Tercera aproximación: despliegue del propósito inmanente
Spinoza: una política ontológica
Desde el comienzo de la Ética, Spinoza elabora una configuración de pensamiento ontológicamente no jerárquica; asistido por la causa de sí y la causa inmanente, que se da en el movimiento productivo de la naturaleza como naturaleza naturante (sustancia y atributos) y la naturaleza naturada (los modos) E,I, 29, escolio.
Expone un modo de producción inmanente que toma distancia de las formas de producción teleológicas, que se dan en función de un fin trascendente exterior al proceso productivo. Gracias a este movimiento aporta una noción de individuación relacional y singularizante que disuelve las concepciones basadas en la separación de los humanos entre sí y con la naturaleza. Los modos humanos singulares en constante movilidad, en generación y mutación permanente son modos intrínsecos y extrínsecos de la potencia infinita de la Naturaleza, en sí mismos son potencia de perseverar en el ser, de regenerarse continuamente, de transformarse.
El pensamiento spinoziano adquiere especial relevancia en estas tierras en cuanto resuena con el pensamiento filosófico de los pueblos originarios; intensifica la apertura del pensamiento, de la afectividad, de los cuerpos a otros modos de hacer, de percibir, de habitar el vínculo con la naturaleza de la cual somos parte.
Una política afectiva: de la existencia, de lo singular y lo común
En la senda de las experiencias mencionadas y en relación con el pensamiento spinoziano se plantea una modalidad política que, sin dejar de lado las modalidades estructurales, enfatiza las afecciones, los afectos y los efectos que constituyen el cuerpo político. La política deja de ser el dominio exclusivo de la institucionalidad; atiende a la relacionalidad, al poder de afectar y ser afectado; expresa un peculiar interés por los procesos singulares y colectivos de constitución existencial.
En otras palabras, presta atención al movimiento afectante y afectado, a la variación de la potencia de las singularidades y de lo común. Lo común y lo singular no se oponen. La potencia colectiva se singulariza y contribuye a la singularización de los elementos que constituyen su propia trama afectiva.
Pensar lo político se vuelve ineludible. Problematizar las categorías habituales, avanzar hacia un pensamiento político que albergue las experiencias de los distintos modos en que se actualiza la vida común, donde la existencia que en sí misma es plural adquiere relevancia y cuidados específicos en relación con el cuerpo, con los afectos.
En el momento de concluir, algunas pistas…
1- Lo común se presenta como un modo político que se enlaza a la ética.
2- Lo común siempre es en acto; se actualiza, se produce tanto gracias a su propia fuerza constituyente como al ejercicio y traspaso de la potencia de aquellos que lo constituyen.
3- Las prácticas autónomas y autogestivas expresan el devenir activo y expansivo de lo común.
En los últimos tiempos asistimos a la fermentalidad de colectivos políticos que muestran la importancia que presentan estas prácticas tanto para su expansión y fortalecimiento como para el desarrollo de nuevas modalidades políticas que traigan consigo nuevas posibilidades de la democracia.
4- La constitución efectiva de lo común.
El ejercicio de la potencia constituyente es a la vez, la actualización de tramas relacionales en las cuales el ejercicio del deseo político, del derecho natural de aquellos que están implicados genera cuerpos políticos de distintas consistencias. La fuerza relacional de lo común se juega en un espeso entramado pasional donde el modo en que se llevan a cabo el pensamiento, las acciones, los micro movimientos afectivos y las prácticas cotidianas trae consigo efectos, variaciones afectivas, que se expresan, en las tonalidades ánimicas, en los modos de relación y producción: en los procesos producción de subjetividades individuales y colectivas.
Por ello, la urgencia de mutaciones a nivel del pensamiento, la percepción y del modo de hacer que permitan prestar atención a las movilidades, a los campos de resonancias, a las territorialidades existenciales que favorecen tonalidades afectivas activas y alegres. Intensificando así, las mutaciones imprescindibles para abandonar los conservadurismos, las minorías y las mayorías identitarias, endurecidas, y de ese modo volvernos parte de movimientos políticos en los que predomine el apoyo mutuo, las prácticas libertarias, el deseo del advenimiento de nuevos modos del mundo.
[1] El presente texto fue leído en el Coloquio «La institución de lo común en el mundo contemporáneo»; actividad preparatoria del 1er Congreso Internacional de Psicología. Facultad de Ciencias Sociales, UDELAR, 21 de setiembre de 2018.
[2] Simondon, G., La individuación a la luz de la nociones de forma y de información, Cactus, La cebra, pág. 23.