Playtime
Espacio Pensamiento
Convocamos desde la filosofía a un recorrido que nos aproxime a la cuestión del tiempo, a una consideración de las imágenes y los cuerpos que nos permita ampliar nuestras posibilidades de pensar, de percibir y de existir. Invitamos a visionar juntos una selección de películas; es decir a mirarlas y pensar desplegando nuestros puntos de vista. La experiencia del pensamiento consiste en arriesgar ideas, asistir a su nacimiento, a la irrupción de su fuerza y de su concreción. Pensar es crear conceptos, plantear problemas, hacer visible y enunciable aquello que en otras condiciones no hubiera sido posible ver ni decir. El visionado de películas es una actividad abierta al público en general que se desarrollará en el Museo Nacional de Artes Visuales a partir del 25 de mayo, el segundo y cuarto sábado de cada mes de 15 a 17.30 hs.
Pensar el acontecer, las imágenes, los cuerpos
«(…) hacer sensibles el tiempo, el pensamiento,
hacerlos visibles y sonoros”. G. Deleuze
Con Tati, el vidrio, la «vitrina» pasaba a ser la situación óptica y sonora por excelencia. La sala de espera de Playtime, el parque de exposición de Trafic (tan esenciales como el parque de atracciones en Fellini) eran otros tantos decorados-descripciones, opsignos y sonsignos que constituían la nueva materia del burlesco. Como veremos más adelante, el sonido entra en relaciones profundamente creadoras con lo visual, pues ambos cesan de integrar meros esquemas sensoriomotores. Basta que surja M. Hulot, con su marcha haciendo nacer a cada paso a un bailarín que ella retoma y lanza de nuevo: penetra una onda cósmica, como el viento y la tempestad en el pequeño hotel de playa de Las vacaciones de M. Hulot; la casa electrónica de Mi tío se trastorna en un movimiento despersonalizado, pronominalizado; el restaurante de Playtime se deshace en un impulso que suprime una descripción para engendrar otra. M. Hulot está siempre listo para ser arrebatado por los movimientos de mundo que él hace nacer, o más bien que lo esperan para nacer ellos mismos. Es una ondulación de débil amplitud, todo el genio de Tati, pero que hace proliferar por todas partes a los M. Hulot, que forma y deshace los grupos, suelda y separa a los personajes en una suerte de ballet moderno, como el de los adoquines en el jardín de Mi tío o la escena de ingravidez de los mecánicos de Trafic. El fuego de artificio anticipado, en Las vacaciones de M. Hulot, es ya, como Daney dice de Parade, una estela luminosa de colores en un paisaje electrónico. Tati segregaba su propio onirismo y refrenaba cualquier movimiento de comedia musical que pudiera salir de él, en provecho de figuras sonoras y visuales capaces de constituir un nuevo op’arte, un nuevo son’arte.
Deleuze, G.: La imagen tiempo, Ed. Paidós, Barcelona, 1987